En base a los conceptos y los términos referidos en la lectura anterior, comenzare el análisis de un objeto arquitectónico de mi interés: El museo del chocolate Nestle.
Ubicado en la Ciudad de Toluca, Estado de México, escogí esta pieza arquitectónica debido a que en este edificio se abren mucho las posibilidades de encontrar novedosas alternativas de composición y forma de manera divertida, dentro de parámetros de experimentación y libertad a gusto de los usuarios.
Conceptualmente el edificio del museo está planteado como una escultura promocional habitable, arquitectura entendida como espectáculo visual, que manifiesta abiertamente su voluntad de destacar su presencia en medio de un entorno industrial de escaso valor arquitectónico y urbano.
Michel Rojkind decidió acercarse a criterios compositivos que algunos críticos y teóricos de la arquitectura, como Joseph María Montaner identifican como la arquitectura del caos y en particular lo que tiene que ver con la teoría de los pliegues. Montaner comenta que "la teoría de los pliegues se acerca tanto a lo exuberante y vivo de la naturaleza como a la imprevisibilidad de los acontecimientos (Montaner, J.. (2008). Sistemas arquitectónicos contemporáneos . Madrid: Gustavo Gili.)
Rojkind decidió inspirarse en obras como el museo judío en Berlin y la obra escultórica de Matias Goeritz denominada "Serpiente", para desarrollar su proyecto.
El sitio donde se ubica el Museo del Chocolate Nestlé es una esquina, lo cual le permite desplegar con cierta libertad las posibilidades geométricas y formales del conjunto. Los pliegues geométricos asumidos en la solución volumétrica, direccionan algunas de sus superficies, de tal suerte que permiten definir lateralmente el acceso principal, una fachada que mira, toma luz natural y define la presencia urbana del museo hacia la avenida principal, para finalmente después de un recorrido lineal, establecer contacto con un acceso a la planta de producción de la propia empresa, construcción preexistente. El conjunto se desplanta sobre una serie de apoyos puntuales, reforzando la idea de establecer un franco contraste entre la geometría compleja del museo, el entorno natural del terreno y su relación respecto de la simplicidad de lo construido con anterioridad. Existe una clara voluntad de destacar la presencia del nuevo museo.
El programa que conforma el museo es sencillo, constituido por recepción, auditorio, la tienda del museo y sus servicios complementarios. Lo anterior se recorre en una secuencia continua, en la que se procuran diferentes calidades espaciales y ambientales, definidas y dramatizadas por su complejidad geométrica y diferencias entre calidades de luz natural y artificial. Existe evidentemente una buena dosis de formalismo y gratuidad en la disposición, detalles y forma de los distintos componentes que definen dichos espacios. El juego de color, texturas y luz, complementan y le dan personalidad al encargo. Con rojo formando parte de una textura acanalada y rugosa industrial, se define la piel exterior. Utilizando blanco calificando superficies tersas, con juegos de luz natural, artificial y claroscuros se definen los espacios interiores y sus recorridos.
Para concluir puedo constatar que la arquitectura puede crear e innovar a partir de cualquier punto o tema de interés, como lo hizo Rokjind a partir de la teoría de los pliegues y la arquitectura del caos creo un espacio funcional y diverso, lo que nos demuestra que los arquitectos somos capaces de crear a partir del desastre rompiendo los moldes establecidos y en base a criterios geométricos podemos formar nuestros propias figuras y espacios desplegables.
Bibliografia:
https://navegandolaarquitectura.wordpress.com/2011/01/25/museo-del-chocolate-nestle/